Aviso publicado en Prensa Nacional el 10 de febrero de 2014. |
¡Zapatero, a tus zapatos!
Por el respeto al trabajo profesional
La imagen que encabeza este escrito es un aviso de oferta de empleo publicado
en febrero de 2014 en varios periódicos de circulación Nacional en Venezuela.
En el aviso se solicita a médicos para ejercer de manera “free lance” la actividad
de traducir textos de medicina. Tuve la intención de publicar algo al respecto,
pero no lo hice. Hoy pues me motivé a hacerlo. La razón es que conversando
con una colega profesora universitaria y traductora comentamos este aviso; ella además es intérprete público. Pero
sucedió algo adicional. Me comentó que alguien, del área de la medicina, le
había escrito para preguntarle cómo y cuánto cobrar por una traducción. Dos
horas más tarde me llegó a mí una pregunta similar.
Para ser traductor hay que estudiar durante cinco años, invertir cuantiosos
recursos en la compra de muchos diccionarios y pasar muchas horas sentado.
Adicionalmente, si usted desea ser intérprete
público certificado por el Ministerio de Interior y Justicia debe presentar una
evaluación oral y escrita ante jurado y demostrar sus conocimientos en el
idioma en el que esté optando. Como
traductor uno se especializa en un área en particular, traducción audiovisual,
traducción legal, traducción literaria, etc. El que yo sea traductora
especialista en medicina, psicología, o en cualquier área de la salud, en
general, no me califica para dar consultas, ¿cierto? Yo no voy por allí ofreciendo
sesiones de psicología porque sé y hago traducciones sobre temas de
psicología.
De la misma manera, para ser maestro o profesor se necesita de una
formación. Debe completar una carrera de cinco años, tener unas prácticas
profesionales y haber tenido una preparación pedagógica. Y así con todas las
profesiones. Que una persona sea especialista en un área de conocimiento no lo
califica para ser docente. Se estudia Educación y se especializa en una
materia, castellano, geografía, inglés, matemática, etc. Un ingeniero, por
ejemplo, no está, necesariamente calificado para ser docente, por eso se pide
en algunas universidades, que estos profesionales tomen algún curso pedagógico
que los ayude a aprender el arte de la docencia. He dado clases de inglés para estudiantes de
arquitectura, eso no me convierte en una experta ni me califica para ir
ofreciendo servicios de diseño arquitectónico.
En Venezuela suceden estas cosas. Cualquier persona o profesional que haya
tomado un curso de inglés o haya vivido en un país de habla inglesa se siente
con el derecho y la capacidad de ejercer la profesión de un traductor o un profesor
de inglés. No, me parece a mí que es
hora de decir: No. A ver si vamos respetando los años de estudio y de preparación de cada
profesional.
Lo sucedido a mi colega y a mí es, no solo un irrespeto, sino también un abuso
y un descaro. Es la usurpación de una profesión para la que muy probablemente
no se está preparado, sino que además nos preguntan cómo cobrar por ese
trabajo. ¡Respeto, por favor!
De la misma manera, vaya este mensaje a las compañías. Esa compañía que
publicó ese aviso al solicitar médicos para realizar esa labor de traducción está
irrespetando la labor de un traductor, que es un profesional capacitado para su
trabajo.
Irrespetar el trabajo de un traductor es también solicitarle descuentos o
regatear su trabajo. No he visto nunca a nadie regateando la tarifa de cobro a
un médico, a un arquitecto, ni siquiera a un plomero o a un mecánico
automotriz. Pues, ¿qué les hace pensar que pueden regatear la tarifa de cobro
de un traductor o un profesor de inglés?
Acercarse a un traductor con un texto en inglés en la mano y decirle:
“mira, hazme un favor, tradúceme este texto aquí un momento, que lo necesito”,
es una ofensa. Eso que usted está pidiendo, no es un favor, es un tipo de
traducción. Se conoce como “traducción a la vista” y también es un trabajo por
el cual se cobra.
La cosa ha llegado a tal irrespeto, que en algún momento alguien me envió
un documento para ser traducido y me escribió “luego nos vemos y yo te invito un
café o algo”. Pues sí, la persona pensó que podía pagarme el trabajo de
traducción con una invitación a tomar un café. La traducción no es un pasatiempo. La labor de
un traductor es un arte y merece respeto.
De manera similar, son muchos los institutos, escuelas, liceos, etc. que
publican avisos solicitando personas con conocimiento de inglés para dar
clases. Institutos que colocan como un
atractivo el tener “hablantes nativos” del idioma en particular, ya sea inglés, francés, alemán,
etc. No, pues eso no es garantía de
nada. Yo soy hablante de español, sin embargo, eso no me califica para enseñar
español.
Así que, zapatero a tus zapatos. Cada quien que se dedique a lo que
realmente sabe hacer, el oficio para el cual esté preparado. Seamos honestos,
no aceptemos hacer trabajos para los que no estamos calificados.
A las personas que solicitan trabajos de traducción, asegúrese de contratar
los servicios de un traductor o un intérprete certificado, no de alguien que
sabe inglés y está matando tigres haciendo traducciones. Lo barato sale
caro.
A las personas que desean aprender un idioma, asegúrense de ir a un lugar
donde haya gente realmente formada para enseñar y no solo porque haya vivido en
un país de habla inglesa y esté matando tigres como profesor de idiomas. No le
coma el cuento a los institutos por tener “hablantes nativos”.
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