miércoles, 4 de febrero de 2015

Zapatero a tus zapatos

Aviso publicado en Prensa Nacional el 10 de febrero de 2014.




¡Zapatero,  a tus zapatos!
Por el respeto al trabajo profesional

La imagen que encabeza este escrito es un aviso de oferta de empleo publicado en febrero de 2014 en varios periódicos de circulación Nacional en Venezuela. En el aviso se solicita a médicos para ejercer de manera “free lance” la actividad de traducir textos de medicina. Tuve la intención de publicar algo al respecto, pero no lo hice. Hoy pues me motivé a hacerlo. La razón es que  conversando con una colega profesora universitaria y traductora comentamos este aviso;  ella además es intérprete público. Pero sucedió algo adicional. Me comentó que alguien, del área de la medicina, le había escrito para preguntarle cómo y cuánto cobrar por una traducción. Dos horas más tarde me llegó a mí una pregunta similar. 


Para ser traductor hay que estudiar durante cinco años, invertir cuantiosos recursos en la compra de muchos diccionarios y pasar muchas horas sentado. Adicionalmente,  si usted desea ser intérprete público certificado por el Ministerio de Interior y Justicia debe presentar una evaluación oral y escrita ante jurado y demostrar sus conocimientos en el idioma en el que esté optando.  Como traductor uno se especializa en un área en particular, traducción audiovisual, traducción legal, traducción literaria, etc. El que yo sea traductora especialista en medicina, psicología, o en cualquier área de la salud, en general, no me califica para dar consultas, ¿cierto? Yo no voy por allí ofreciendo sesiones de psicología porque sé y hago traducciones sobre temas de psicología.    


De la misma manera, para ser maestro o profesor se necesita de una formación. Debe completar una carrera de cinco años, tener unas prácticas profesionales y haber tenido una preparación pedagógica. Y así con todas las profesiones. Que una persona sea especialista en un área de conocimiento no lo califica para ser docente. Se estudia Educación y se especializa en una materia, castellano, geografía, inglés, matemática, etc. Un ingeniero, por ejemplo, no está, necesariamente calificado para ser docente, por eso se pide en algunas universidades, que estos profesionales tomen algún curso pedagógico que los ayude a aprender el arte de la docencia.  He dado clases de inglés para estudiantes de arquitectura, eso no me convierte en una experta ni me califica para ir ofreciendo servicios de diseño arquitectónico. 


En Venezuela suceden estas cosas. Cualquier persona o profesional que haya tomado un curso de inglés o haya vivido en un país de habla inglesa se siente con el derecho y la capacidad de ejercer la profesión de un traductor o un profesor de inglés.  No, me parece a mí que es hora de decir: No. A ver si vamos respetando los años de estudio y de preparación de cada profesional.  


Lo sucedido a mi colega y a mí es, no solo un irrespeto, sino también un abuso y un descaro. Es la usurpación de una profesión para la que muy probablemente no se está preparado, sino que además nos preguntan cómo cobrar por ese trabajo. ¡Respeto, por favor!


De la misma manera, vaya este mensaje a las compañías. Esa compañía que publicó ese aviso al solicitar médicos para realizar esa labor de traducción está irrespetando la labor de un traductor, que es un profesional capacitado para su trabajo.  


Irrespetar el trabajo de un traductor es también solicitarle descuentos o regatear su trabajo. No he visto nunca a nadie regateando la tarifa de cobro a un médico, a un arquitecto, ni siquiera a un plomero o a un mecánico automotriz. Pues, ¿qué les hace pensar que pueden regatear la tarifa de cobro de un traductor o un profesor de inglés?


Acercarse a un traductor con un texto en inglés en la mano y decirle: “mira, hazme un favor, tradúceme este texto aquí un momento, que lo necesito”, es una ofensa. Eso que usted está pidiendo, no es un favor, es un tipo de traducción. Se conoce como “traducción a la vista” y también es un trabajo por el cual se cobra.

La cosa ha llegado a tal irrespeto, que en algún momento alguien me envió un documento para ser traducido y me escribió “luego nos vemos y yo te invito un café o algo”. Pues sí, la persona pensó que podía pagarme el trabajo de traducción con una invitación a tomar un café.  La traducción no es un pasatiempo. La labor de un traductor es un arte y merece respeto. 


De manera similar, son muchos los institutos, escuelas, liceos, etc. que publican avisos solicitando personas con conocimiento de inglés para dar clases. Institutos que colocan como un  atractivo el tener “hablantes nativos” del idioma en  particular, ya sea inglés, francés, alemán, etc.  No, pues eso no es garantía de nada. Yo soy hablante de español, sin embargo, eso no me califica para enseñar español.      


Así que, zapatero a tus zapatos. Cada quien que se dedique a lo que realmente sabe hacer, el oficio para el cual esté preparado. Seamos honestos, no aceptemos hacer trabajos para los que no estamos calificados.


A las personas que solicitan trabajos de traducción, asegúrese de contratar los servicios de un traductor o un intérprete certificado, no de alguien que sabe inglés y está matando tigres haciendo traducciones. Lo barato sale caro.  


A las personas que desean aprender un idioma, asegúrense de ir a un lugar donde haya gente realmente formada para enseñar y no solo porque haya vivido en un país de habla inglesa y esté matando tigres como profesor de idiomas. No le coma el cuento a los institutos por tener “hablantes nativos”.   

   

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