En un post anterior comenté sobre la necesidad de realizar otro tipo de paros y sugerí los paros prolongados. Resalté la importancia de informarle al país sobre la situación
real de las universidades. Estas acciones ya se han realizado con resultados
muy positivos.
Las últimas dos semanas se llevaron a cabo dos jornadas de paro de
profesores universitarios, el primero durante tres días o 72 horas y el
siguiente durante cuatro días o 96 horas.
En estos últimos días se ha comenzado a asomar la posibilidad de convocar a
un paro indefinido, ante esta posibilidad yo hago un llamado de alerta
contundente. No, no es conveniente llamar a un paro indefinido. No, yo me niego a unirme a un paro indefinido.
Hasta ahora he acatado los paros, he participado en las asambleas, he
participado en las protestas virtuales en Twitter y Facebook. He publicado
información sobre el conflicto, le he explicado a mis alumnos que esta lucha no
se trata únicamente del salario de los profesores universitarios, pero definitivamente,
no me uniré a un paro indefinido.
Primero que nada debemos ser respetuosos de las leyes, así como estamos
reclamando nuestros derechos debemos ser respetuosos de los derechos de
nuestros alumnos. Por ninguna razón podemos vulnerar el derecho de nuestros
estudiantes al estudio.
Segundo, no podemos ni debemos abandonar nuestros lugares de trabajo. Hasta
ahora hemos paralizado el inicio de las actividades docentes pero tenemos
presencia activa en nuestras oficinas, salones, en fin, estamos presentes en la
universidad.
Ya se han comenzado a ver los efectos de
nuestra lucha. El ministro Calzadilla ha convocado a los gremios que nos
representan a unas reuniones, con propuestas y ofrecimientos muy tímidos pero
por lo menos ha habido una disposición al diálogo.
Lamentamos la pérdida de clase y tiempo pero toda lucha implica
sacrificios. Nuestros alumnos entienden
que la lucha también es por ellos, para que tengamos una mejor universidad;
para que los comedores no tengan que cerrar por falta de recursos; para que los
autobuses sigan funcionando y se adquieran nuevas unidades; para que las
bibliotecas tengan recursos y puedan suscribirse a revistas científicas que nos
permitan hacer investigación; para que los laboratorios sigan funcionando y sus
equipos sean renovados y/o actualizados; para que cuentemos con recursos para proyectos.
Calma, no nos adelantemos a los acontecimientos. Borremos de nuestro
vocabulario y de nuestras mentes “el paro indefinido”. Conozcamos y analicemos
a nuestro empleador principal, al ente que maneja los recursos, al Gobierno
Nacional.
Utilicemos nuestra inteligencia, actuemos con sensatez. Sigamos con los
paros prolongados, pasemos a las marchas, quizás no deban ser grandes marchas
pero si muchas.
Una diaria, organizadas por universidades, una universidad al día. Tenemos cinco
días a la semana. USB, UCV, UPEL, ULA, LUZ, UNEXPO y todas las demás universidades
públicas. Estas marchas deben estar lideradas por las asociaciones de profesores
universitarios y apoyadas por los estudiantes.
Sigamos la lucha de manera inteligente. Con calma, sin prisa. Juntos
lograremos nuestras reivindicaciones justas y necesarias.
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